El vértigo posicional paroxístico benigno (VPPB) es la causa más frecuente de vértigo. Se estima que afecta a un 2,4% de la población.
El VPPB se caracteriza por episodios breves y repetidos de vértigo rotatorio desencadenados por movimientos cefálicos (al incorporarnos o tumbarnos de la cama, al girar hacia los lados, al agacharnos para atar la lazada de un zapato o al mirar arriba para coger algo de un estante). Generalmente duran segundos y no suelen exceder el minuto, si bien al comienzo son intensos e incluso se acompañan de cortejo vegetativo, por lo que el paciente suele sobreestimar su duración. Posteriormente disminuyen en intensidad.
La fase activa suele durar días, semanas e incluso meses si no se trata. En un 50% de los casos puede ocurrir la resolución espontánea en 4-6 semanas. Las recidivas son frecuentes aunque con intervalos variables de meses o años.
El VPPB se produciría por el desplazamiento de fragmentos de otolitos (pequeños cristales de calcio) desde el utrículo a los conductos semicirculares. De esta manera, los otolitos introducidos en uno o varios de estos canales provocan un estímulo inadecuado para nuestro sistema del equilibrio cuando giramos nuestra cabeza en el plano correspondiente, lo que se traduce en los episodios repetidos de vértigo rotatorio. En algunas ocasiones, sobre todo en pacientes mayores, se describe inestabilidad más que vértigo.
De los tres conductos, el posterior es el más frecuentemente afectado por su localización anatómica. Es extremadamente raro en niños y muy frecuente en ancianos (10% a la edad de 80 años). Suele diagnosticarse en la 5ª-6ª décadas de la vida. La prevalencia en mayores de 60 años es 7 veces superior a la de menores de 40. Es más frecuente en mujeres (2:1).