MAREO PERCEPTUAL POSTURAL PERSISTENTE
¿Qué es el Mareo Perceptual Postural Persistente y a quien afecta?
El MPPP (PPPD en su acrónimo inglés) es un término nuevo acuñado por la ICVD que incluye una serie de síntomas que anteriormente eran definidos como Vértigo Postural Fóbico, Vértigo Visual, Malestar espacio-movimiento o Mareo Subjetivo Crónico. El MPPP es un trastorno vestibular funcional, no estructural.
El término funcional hace referencia a un cambio en la forma de actuación de un órgano ante determinadas condiciones, más que a una equivalencia con términos como psicogénico o psicosomático y no debe presumir la existencia de condiciones psicopatológicas.
Aunque es difícil de calcular, se estima que supone el 15-20% de los pacientes que consultan por vértigo. Constituiría el diagnóstico más común entre adultos jóvenes y el segundo en adultos, tras el VPPB. Su inicio en muchos casos parece desarrollarse tras un trastorno vestibular periférico o central o una condición médica no otoneurológica (crisis de pánico, contusiones cerebrales o latigazos cervicales, etc.). Podría decirse que las personas que responden a estos sucesos con un elevado nivel de ansiedad o que prestan gran atención a sus síntomas progresan hacia una interpretación funcional anómala de los mismos.
¿Por qué síntomas se caracteriza el MPPP?
El MPPP se manifiesta como un mareo crónico, persistente, descrito como una sensación de cabeza pesada, de falta de orientación espacial con dificultad para enfocar el entorno o de inestabilidad (inseguridad estando de pie o caminando), con sensación de tambalearse al permanecer de pie o caminar. En otras ocasiones se caracteriza por vértigo no rotatorio, expresado como bamboleo, vaivén o rebote de uno mismo o del entorno.
Estas sensaciones se exacerban cuando los pacientes permanecen de pie o caminan (mejorando cuando se reclinan o se tumban), cuando se mueven ya sea de forma activa (por sí mismos) o pasiva (ir en coche, subir en ascensor, ser empujado por una multitud) y cuando se exponen a estímulos visuales (tráfico, decorados complejos en el suelo o en las paredes, grandes pantallas con gráficos, largas estanterías en supermercados) pero también con objetos pequeños a corta distancia que precisan enfocar la vista (libros, móviles).
¿Cómo se diagnostica el MPPP?
El diagnóstico es eminentemente clínico. No existen datos significativos en la exploración clínica, los tests de laboratorio o las pruebas de imagen.
El manejo de los paciente con MPPP es complejo y debe implicar la colaboración de diferentes especialistas.
Su diagnóstico supone un auténtico reto. Cuadros similares pueden producirse por toma de fármacos con efecto sedante central o por trastornos de ansiedad o depresión o por enfermedades neurológicas crónicas con alteraciones de la postura y la marcha.
¿En qué consiste el tratamiento del MPPP?
Engloba medidas de rehabilitación vestibular y estrategias encaminadas a reducir la ansiedad, tales como fármacos ansiolíticos o antidepresivos y terapias cognitivo-comportamentales.
Persigue volver a capacitar al cerebro para que actúe “sin alarma” a estímulos o señales normales.